
Cuando la corrupción manda
Inseguridad, irregularidades, falta de presupuesto, compra de autos 0 km con sobreprecios... Te invitamos a leer nuestra editorial del día de hoy.
Cuando la corrupción manda
Por Alexis Martínez Díaz
La provincia de Buenos Aires enfrenta una crisis de inseguridad sin precedentes. Asaltos violentos, homicidios y el avance del crimen organizado generan temor en cada rincón del distrito más poblado de Argentina. Sin embargo, mientras los ciudadanos claman por medidas concretas, el gobierno de Axel Kicillof parece tener otras prioridades.
Un ejemplo claro de esta contradicción es la reciente adquisición de una flota de Fiat Cronos 0 km por parte de la gobernación bonaerense. En un contexto de ajuste presupuestario y con municipios que denuncian la falta de recursos para la seguridad, la compra de estos vehículos genera indignación. La pregunta que muchos se hacen es: ¿Cómo es posible que haya fondos para adquirir autos nuevos, pero no para equipar y capacitar mejor a la policía?
El ministerio de seguridad de la Provincia de Buenos Aires, por intermedio de Javier Alonso, titular del mismo, realizó la compra de 40 unidades de Fiat Cronos 0 km con un sobreprecio mayor al 100% del valor de mercado. La compra se hizo a través de la concesionaria Stampa Automotores ubicada en Tortuguitas y fue la gestoría Nugamax S.R.L. la que se encargó del papeleo posterior, lo que más llamó la atención es que por cada unidad se pagó nada menos que $ 56 millones, lo que asciende a una suma total cercana a los $ 2.256 millones.
Cabe aclarar que el valor de mercado del Fiat Cronos 1.3 Drive es de $26 millones, obviamente sin el equipamiento que requiere un vehículo policial, si hablamos de ploteos y blindajes, que eso tendrá un costo aparte, de lo que se pagó por las unidades en dicha concesionaria.
La situación de las fuerzas de seguridad en la provincia es alarmante. Más allá del esfuerzo de los agentes en las calles, muchos trabajan con chalecos antibalas vencidos, patrulleros deteriorados y sin la tecnología necesaria para enfrentar el crimen organizado. La falta de infraestructura en comisarías y la escasez de personal agravan aún más el problema.
Mientras tanto, los delitos siguen aumentando, y los ciudadanos viven con miedo. En la provincia de Buenos Aires se registra al menos un robo cada cuatro minutos, una estadística alarmante que pone en evidencia la falta de respuestas concretas por parte del gobierno, sin tomar en cuenta que al menos 4 de cada 10 episodios no se denuncia, o sea que los datos, son por lo menos distantes de la realidad que vive la provincia.
Por mencionar uno de los últimos casos, porque quizás el lector o usuario lo tenga más presente, podríamos citar el caso de Sofía, una bebé de 11 meses que perdió la vida en Pablo Nogués, Malvinas Argentinas, es un reflejo desgarrador de esta crisis. La pequeña fue asesinada por dos delincuentes que escapaban de la policía en una persecución que se inició en el partido de Tigre. Su madre permanece en estado de coma farmacológico y debió ser intervenida quirúrgicamente para realizarle una descompresión inter craneal y lucha por su vida en el hospital Federico Abete de Pablo Nogués.
Este episodio, que ha conmocionado a la opinión pública, evidencia la impunidad con la que operan los criminales en la provincia y la falta de políticas efectivas para combatir la delincuencia.
A pesar de los discursos oficiales que prometen soluciones, los hechos muestran otra realidad. En lo que va del 2025, la inseguridad sigue siendo una de las principales preocupaciones de los bonaerenses. Según datos de organismos independientes, los delitos violentos han aumentado en varios distritos del conurbano, mientras que las respuestas del gobierno provincial son insuficientes.
El problema no es solo de recursos, sino de gestión y prioridades. Mientras se destinan millones a la compra de vehículos que podrían tener un destino cuestionable, la seguridad ciudadana queda relegada. La corrupción y la mala administración parecen estar por encima del bienestar de la población, y las consecuencias de esta negligencia se reflejan en el miedo cotidiano de los ciudadanos.
El caso de Sofía no es un hecho aislado, sino un símbolo de la crisis de inseguridad que azota a Buenos Aires. Cada vez son más las familias destrozadas por la violencia, mientras las autoridades desatienden sus responsabilidades. La pregunta que queda en el aire es: ¿Hasta cuándo la seguridad de los bonaerenses seguirá estando en segundo plano?
Los colectivos que luchan bajo la consigna del Ni Una Menos, estarán, quiero imaginar, a disposición de los padres de Kim, la nena que fue asesinada por dos delincuentes de 14 y 17 años que robaron un auto en La Plata o quizás no se hayan enterado, o porque tal vez no sea algo relevante políticamente, o a lo mejor yo esté errado en mis conceptos. A veces suelo pensar mal, y lamentablemente es cuando menos me equivoco.
¿Hasta cuando habrá que seguir soportando personajes siniestros en la política de este país? Dicen tener memoria, pero a veces la memoria es selectiva, y más cuando se trata de perjudicar a otros, políticamente hablando, porque de humanidad les falta mucho.
Recuerdo que el gobernador Kicillof, días atrás volviendo de Bahía Blanca luego del desastre sufrido por sus habitantes, se refirió a un hecho de los tantos que sufre la provincia en un hecho que sucedió en el que un policía abatió a un delincuente en un hecho delictivo y declaró que, en relación a ese hecho le había pedido perdón personalmente a la familia del delincuente y que el efectivo había sido puesto a disposición de la justicia por su accionar.
¿Creo que hay cosas que todavía no entiendo, tenía razón María Elena Walsh cuando narraba su tierna canción del reino del revés?
¿Seguiremos siendo rehenes de mercenarios que sólo buscan perpetuarse en el poder a cualquier precio?
Mientras la corrupción mande, la inseguridad seguirá ganando terreno.