Sucedió en el INR de Canelones
En los eventos del 17 de octubre, los agentes de la Policía estaban custodiando al recluso en el Hospital de Canelones (INR), donde lo habían llevado desde la cárcel para recibir atención médica. Mientras los policías vigilaban, una mujer vestida como enfermera entró al lugar, se le acercó y le entregó un arma de fuego. Esta arma resultó ser un revólver de calibre .38, que contenía seis municiones, un detalle que incrementa la gravedad de la situación.
Los policías que custodiaban al preso reaccionaron rápidamente al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. Incautaron el revólver y lograron reducir al recluso, evitando así que pudiera utilizar el arma. Sin embargo, la mujer, en medio del caos, logró fugarse del hospital. A pesar de los esfuerzos de la Policía para buscarla por las inmediaciones, no lograron dar con su ubicación.
Afortunadamente, en el lugar no hubo disparos y ninguna persona resultó herida durante el incidente. Este hecho ha causado un gran revuelo en la comunidad local y ha llevado a las autoridades a reforzar la seguridad en hospitales y otros lugares donde se brinda atención médica a reclusos. La situación ha generado un debate sobre la seguridad y el protocolo que se debe seguir cuando se traslada a un prisionero a un centro de salud, para evitar que se repitan incidentes similares en el futuro.